Los medicamentos falsificados incumplen las normas establecidas en materia de seguridad, calidad y eficacia. En las etiquetas de tales medicamentos se incluye, de manera deliberada y fraudulenta, información falsa acerca de su identidad o su fabricante. Esta práctica puede comprometer a toda la cadena de suministro, pasando desde los fabricantes hasta los distribuidores y minoristas con consecuencias que no son alentadoras ya que llevan a la pérdida de ingresos y, aún más peligroso, puede afectar y poner en riesgo a los consumidores, conduciendo además la presentación de demandas.
Para que esto no suceda, una práctica sugerida es codificar las cajas en las que los medicamentos se embalan con un número de serie aleatorio único calculado mediante un algoritmo sofisticado y complejo. Dicho número de serie se cifra en la forma de un código de matriz de datos y se imprime directamente sobre los paquetes en la línea de envasado. Gracias a este sistema, los pacientes reciben medicamentos originales y en condiciones apropiadas para su consumo.
En este escenario, gracias a los sistemas de visión artificial es posible inspeccionar cada producto garantizando la presencia de códigos y permitiendo a los laboratorios no solo realizar el seguimiento y rastreo de cada producto, sino también de las plataformas en las que estos son transportados. Como consecuencia, no se producirían intentos de falsificación en ninguno de los puntos a lo largo de la cadena de suministros.
